Bowie y el vampiro
Así se coló Nosferatu, versión Murnau, en la vida y en la obra de David Bowie.
Fotos de Moonage Daydream

Llamar a David Bowie vampiro se convirtió en cliché después de ‘Starman’, la biografía de Paul Trynka que en 2011 ya lo presentaba como “un profesional del espectáculo que explotaba a los desplazados como un auténtico vampiro mental”. Sin embargo, la identificación del gran creador como un chupasangre no es nada nueva. Los escritores de la era romántica solían utilizar el motivo del «artista como vampiro» y, además, tenemos a la Clarimonde, la vampira de ‘La muerte enamorada’ (1836) de Théophile Gautier. En relatos como ‘El retrato oval’ (1842) de Edgar Allan Poe y ‘La fuente sagrada’ (1901) de Henry James aparecen artistas que consumen a personas y las usan como material para su arte. En ‘Man and Superman’ (1903), Bernard Shaw describió al «verdadero artista» como «mitad vivisector, mitad vampiro».
“Es fácil ver por qué los hombres matan aquello que aman. Conocer a un ser vivo es matarlo… Tratar de conocer a un ser vivo es intentar absorberle la vida. Este conocimiento es la tentación del vampiro. La conciencia deseante, el espíritu, es un vampiro”, escribió D.H. Lawrence en el ensayo ‘Studies in Classic American Literature’ (1923). Un caso fascinante de posesión vampírica unió a Elizabeth Barrett Browning con su padre, un esclavista que consumió casi toda su vida a través del opio y el autoritarismo. Estaba enferma, débil y era físicamente incapaz de levantarse hasta que se alejó de él y se fue a Italia. En ‘La caída de la Casa Usher’ (1839), de Poe, el hermano y la hermana parecen consumirse el uno al otro. El sexo nunca está implicado, pero un amor espiritual excesivo puede devenir vampírico.

La interpretación junguiana de ‘Cumbres borrascosas’ (1847) sostiene un caso fascinante de vampirismo. De hecho, Cathy llega a manifestarse poseída por Heathcliff (“¡Soy Heathcliff! grita en el capítulo nueve), en un caso de conexión psíquica inconsciente que es frecuente en los relatos vampíricos. Siguiendo a Jung, Heathcliff sería una parte de la propia Cathy. Dice en el volumen VII de sus Obras Completas: «Cuando los contenidos inconscientes no se realizan dan lugar a actividades y personificaciones negativas, es decir, a la autonomía del Anima y del Animus. Entonces se dan anomalías psíquicas y estados de posesión. En tales estados la parte poseída de la psique suele desarrollarse como Anima o Animus. El íncubo de la mujer consiste en una multitud de demonios masculinos, mientras que el súcubo del hombre es un vampiro”.
Más magia de Jung, que abunda en lo que ocurre cuando esa parte descontrolada, negativa de la psique se rebela y vence a la razón: “El arquetipo se consuma, no solo psíquicamente en el individuo, sino también objetivamente.” Esto es: “La regla psicológica dice que, cuando una situación interna no se hace consciente, se desarrolla entonces en el exterior, a modo de un destino”. El suicidio, lento o rápido, suele terminar con el destino de aquel poseído por su vampiro.

La familia es el lugar favorito del vampiro, pues allí difícilmente puede disimularse la vulnerabilidad. Los relatos indican que los vampiros se alimentan primero de lo que más quieren: los miembros de su propia familia, de ahí la conexión del vampirismo con el incesto. La identificación sexual del vampiro suele tener al fondo un eco del padre o la madre. Si el vampiro es una mujer, añade a su hermenéutica incestuosa la carga política de la liberación sexual. Pero más que lo directamente sexual, una reducción libidinosa del cine ‘mainstream’ que redunda en la romantización de la heteronorma, lo vampiro conecta con la insaciabilidad. Como si este llevara dentro un pozo sin fondo. Un fundido a negro sin fin.
En ‘Moonage Daydream’, la película de Brett Morgen que recoge parte de la carrera de David Bowie, figura de Nosferatu tiene un papel especialmente relevante. Aparece muchas veces a lo largo del metraje, en su forma original (la del actor Max Shreck) o reinterpretado, acaso en un autorretrato. La película de Morgen parece refrendar la interpretación de Bowie como un vampiro succionador de talento ajeno, adecuado además a esa caballerosidad del monstruo que pide permiso para entrar en la casa de su víctima para someterla sin ejercer violencia. No solo le vemos vagar de una ciudad a otra como cualquier vampiro recorre océanos de tiempo por lo que sea. En una escena reveladora, le escuchamos telefonear a Brian Eno para rogarle humildemente que acuda a su estudio en Berlín y le ayude a crear “un sonido nuevo”.

Podemos, sin embargo, tirar de otros hilos para especular con el sentido de la conexión vampírica de Bowie. Es sabido que era aún adolescente cuando se obsesionó por el expresionismo alemán y devoró las obras de Lang, Pabst o Murnau, incluido su ‘Nosferatu’. En ‘Scary Monsters’ (1980), el álbum que grabó tras dar por finalizada su etapa berlinesa, dedicó su canción más Joy Division a una relación vampírica de sus tiempos en la ciudad del Muro. “She asked me to stay and I stole her room / She asked for my love and I gave her a dangerous mind / Now she’s stupid in the street, and she can’t socialize”, canta en ‘Scary Monsters (and Super Creeps)’. ¿Es casualidad que el vampiro de la triste figura aparezca en el famosísimo vídeo de ‘Under Pressure’, el hitazo que grabó con Queen en 1982?
La segunda vez que Nosferatu aparece en el videoclip de ‘Under Pressure”, Bowie canta: “Keep coming up with love but it’s so slash and torn”. Y, sí, el amor del vampiro es puro despojo de muerte. Más adelante, en el crescendo final de la canción en pro del poder redentor del amor, vuelve a aparecer muy brevemente el rostro de Nosferatu, justo cuando Bowie dice: ‘Cause love’s such an old-fashioned word / And love dares you to care for / The people on the edge of the night”. No es empatía, sino entrega, lo que demanda el vampiro. Y cómo. En la biografía de Trynka, se detalla la afición del hombre-niño Bowie por conquistar y consumir cuerpos. Pero, de nuevo, no es el sexo sino la insaciabilidad lo que hace al vampiro. “En el fondo era un solitario y su mayor deseo era un estilo de vida nómada”, escribe Trynka del Bowie que aún no había cumplido 20.

“David era presa de constantes evasiones fantasiosas u obsesiones en las que atrapaba a sus amigos. En el fondo, parecía ser una técnica de control mental para borrar los detalles de la vida diaria en Bromley”. Bromley es su hogar familiar, aunque calificarlo de hogar sería pasarse de optimista: por la ausencia de afecto en la casa, se asemejaba más a un cementerio. Bowie prefería vagar de casa en sofá en coche en casa. De hecho, sus amigos envidiaban su carrusel de novias porque, además del sexo, “nunca tenía que pagar el alquiler”. Con Angie sí pasó por el aro de pagar casa, aunque siempre sostuvo que no se casó por amor con la hacedora de mucho de su Ziggy Stardust. “Ella era maternal y eso es lo que él necesitaba”, aventuró Ava Cherry, una de sus amantes fijas en aquel matrimonio juvenil y abierto, al biógrafo.
La madre. La madre del vampiro suele ser otro vampiro: ya sabemos que atacan primeramente a quienes están más cerca, a poder ser en casa. Millones de vampiros conectados por un fundido a negro constituyen el cementerio más grande del mundo. Dice Trynka: “La problemática relación de David con su madre recuerda la de contemporáneos suyos como John Lennon y Eric Clapton, que se criaron en hogares que hoy en día tendrían a los servicios sociales llamando a la puerta”. En otro momento añade: “David adoraba a su padre, de hecho sigue llevando una cruz de oro que le regaló Haywood cuando era un adolescente, pero cuando, en 2002, le preguntaron sobre la relación con su madre, citó el poema de Philip Larkin ‘This Be The Verse’.

They fuck you up, your mum and dad.
They may not mean to, but they do.
They fill you with the faults they had
And add some extra, just for you.
But they were fucked up in their turn
By fools in old-style hats and coats,
Who half the time were soppy-stern
And half at one another’s throats.
Man hands on misery to man.
It deepens like a coastal shelf.
Get out as early as you can,
And don’t have any kids yourself.