“Fue Eva la que comió del árbol de la sabiduría, no Adán”
Cuelgo una entrevista a Nawal el Saadawi que se publicó en «Mujer Hoy», el suplemento de los sábados de ABC, en versión reducida. Nótese que el católico ABC publica las palabras de una autora redomada marxista y atea. Cuando me pasaba la vida en la redacción, recuerdo haberle escuchado a mis mayores que fue ABC el diario que más y mejor contó todo lo de la Movida. Son curiosas estas paradojas: aquellos a los que les supones más restricciones no las contemplan, mientras que los lugares naturales para ciertos textos se cierran en banda. Sin embargo, lo fundamental sigue siendo no autocensurarse. Los periodistas nos autocensuramos todo el rato para encajar, para publicar y para cobrar.
En un momento especialmente confuso para el feminismo y, en general, para lo político, donde pocos se atreven a poner sobre la mesa diagnósticos con vocación de universalidad, ideas fuertes, y soluciones posibles, la figura de Nawal el Saadawi (Kafr Tahl, Egipto, 1931) emerge como un faro-guía. Uno de los escasos asideros firmes en un mar de ideaciones líquidas y tanteos condicionados. ¿Tendrá que ver con la edad? Su ideario se opone con contundencia a la pertinencia de un feminismo religioso, al velo y a las mutaciones contemporáneas de un feminismo acomodado centrado en la autosatisfacción. A sus 86 años, su figura resulta más necesaria que nunca, como ejemplo, como contraste, como experiencia de vida. Sus palabras son como un relámpago: un destello de claridad en plena tormenta.
En los últimos meses, dos libros centrales en la producción literaria de Saadawi, el ensayo “La cara oculta de Eva. La mujer en los países árabes” (Kailas) y “Mujer en punto cero» (Capitán Swing), su cuarta novela, han llegado a las librerías españolas gracias a sendas reediciones. “La cara oculta de Eva” (Cairo, 1977), se convirtió instantáneamente en un clásico sobre la situación de las mujeres en los países árabes que no ha envejecido un ápice: es un análisis estructural, social y psicológico de las violencias contra las mujeres de gran profundidad. En su primer capítulo, Saadawi narraba su propia ablación a los seis años, y por tal atrevimiento sufrió persecución, amenazas y censuras. Hoy, en el prólogo a esta nueva edición, la escritora prueba que la situación de las egipcias no ha cambiado demasiado: el 85-95% de las niñas siguen siendo mutiladas. Y que su sometimiento tiene que ver más de lo que pensamos con el nuestro propio. Su erudición y razonamientos son tan preclaros e incontestables, que hacen palidecer los manifiestos pop del feminismo de nuestros días.
Escribe Saadawi: “La lengua de la gente es el arma contra la mujer, como la hoja de la navaja o el bisturí, que mutila la mente de la niña desde la infancia, para que no le interese más que su aspecto físico, los polvos de maquillaje o desnudar su cuerpo según las normas del libre mercado o, al contrario, cubrirlo según los preceptos de los hombres de religión, y permanecer con su marido hasta la muerte, aunque la pegue, la humille o la engañe con el resto de las mujeres de la tierra”. Su saber no viene sino de su propia vida. Dice de su segundo divorcio (tuvo tres), producido cuando se negó a dejar la escritura, tal y como le pedía su esposo: “Hombre y mujeres expresaron su rechazo ante mi decisión y dijeron que el matrimonio, la maternidad y conservar la familia son cosas sagradas, más importantes que la escritura en la vida de una mujer, porque esta no había sido creada por Dios para escribir, sino para dar la vida por la maternidad, la familia y la patria. ¿No son esos los valores morales en los que son criados los chicos y chicas en la mayoría de los países del mundo, desde Estados Unidos a Arabia Saudí?”.
“Mujer en punto cero” (Beirut, 1973) toma como punto de partida el testimonio real de una mujer encarcelada y posteriormente ejecutada por matar al hombre que la explotaba. En la ficción, su Firdaus es una muchacha pobre que sufre abusos sexuales de niña, ablación genital y matrimonio forzoso, y a la que la prostitución le ofrece la posibilidad de gestionar su tiempo y su vida. Su retrato del matrimonio como una esclavitud sexual y del trabajo en la calle como empoderante hicieron que el libro fuera rechazado en su país y tuviera que ser publicado en Libia. En esos años, Saadawi vivía ya hostigada por el gobierno egipcio por haber publicado el ensayo “Mujeres y sexo”, en el que abordaba por primera vez un asunto que ha puesto en el centro de su activismo: la ablación del clítoris, que ella misma sufrió de niña. Fue destituida como directora de Educación para la Salud y, en 1981, encarcelada en la misma prisión en la que entrevistó a la Firdaus real.
Doctora en Medicina, psiquiatra, escritora en las quinielas del Nobel y activista, sus avatares políticos y vitales son intensos hasta el punto del exilio (en 1991, a Estados Unidos y por amenazas de muerte de los islamistas). Desde 1996 vive de nuevo en Egipto, donde continúa sufriendo censura (en 2001 sus libros fueron vetados en la Feria del Libro de Cairo) fue acusada de apostasía (en 2002 y 2007, procesos de los que salió inocente) e incomodando todo lo que puede ( en 2005 se presentó como candidata a la Presidencia, solo para suscitar debate). En 2011, ella fue una de las muchas mujeres que se manifestaron en la Plaza Tahrir y desde entonces vive más o menos tranquila en una comunidad copta y respaldada “por el poder de la gente joven”.
Hace 35 años, cuando salió de la cárcel, escribió: “Nada es más peligroso que la verdad en un mundo que miente”. ¿Lo mantiene hoy?
No solo lo mantengo: afirmo que la situación ha empeorado desde entonces. El capitalismo salvaje (con Donald Trump y tantos otros a la cabeza) trabaja mano a mano con el terrorismo religioso. Y las mujeres y los niños son sus víctimas principales
Las mujeres somos entrenadas para no desear el conocimiento. ¿Por qué no hablamos más de ello?
¡Yo sí hablo de ello! Hablo y escribo constantemente sobre la mutilación de la mente, globalmente y también en mi cultura.
De hecho, sostiene que las mujeres desarrollan su intelecto antes que los hombres…
Bueno, la sabiduría no tiene órganos genitales. Pero es cierto que Eva comió del árbol del conocimiento antes que su hombre, y este hecho histórico explica más el poder político de las madres que el sexo.
¿Qué opina del feminismo islámico? ¿Cree que puede ser empoderador?
Ninguna religión tiene entre sus objetivos el empoderamiento de las mujeres. No existe un feminismo verdadero en ninguna de las religiones existentes. Todas ellas son patriarcales y, por tanto, opresoras de las mujeres. Si acometiéramos el trabajo de estudiar en profundidad la historia de las religiones y de compararlas con justeza, todos nos convenceríamos de la necesidad de luchar contra el uso de la religión como argumento en el mercado político.
Ha repetido en innumerables ocasiones que está en contra del ‘hijab’. ¿También del llamado “hijab político” o “hijab identitario”?
Cualquier ‘hijab’, todos los tipos de ‘hijab’, son símbolos políticos de la opresión. El argumento religioso, cultural, identitario o cualquier otro solo trata de engañar a las mujeres.
¿Encuentra factible o interesante la reforma del Islam que algunas investigadoras como Ayaan Hirsi Ali demandan?
Para nada. Forman parte del sistema de poder y este solo utiliza el feminismo para ganar más poder.
¿Qué papel juega la mutilación genital femenina allí donde se practica?
Es un crimen político y médico que practican los regímenes gobernantes patriarcales clasistas religiosos en Egipto y en otros tantos países del mundo para someter a las mujeres a la autoridad de los hombres a través de la privación del goce sexual.
En “La cara oculta de Eva” menciona los crímenes de la circuncisión. ¿Por qué apenas sabemos y apenas hablamos de los niños afectados?
En Egipto, el porcentaje de esta práctica abarca a prácticamente el 100% de la población masculina, de manera que es prácticamente imposible que un niño escape a esta operación quirúrgica en su primera semana de vida, sea musulmán, cristiano o judío. Se ha confirmado médicamente que provoca complicaciones graves en la salud, así como secuelas permanentes, corporales, psicológicas y sociales. Se trata de un tabú político mundial. Ni Naciones Unidas ni la OMS han decidido prohibir la circuncisión en el mundo. La gente tiene miedo de hablar sobre este tema por miedo a las acusaciones de antisemitismo.
¿Percibe cierto renacimiento del sentimiento religioso? ¿Por qué cree que está sucediendo?
La religión es una ideología política que trabaja con el capitalismo global y el imperialismo. Su renacimiento tiene que ver con la necesidad de explotar aún más a la gente y colocarle aún más velos a las mentes. El patriarcado utiliza maneras diversas para nublar el entendimiento, según cómo sea el contexto político, religioso y educacional que domine en cada país.
¿Estamos realmente ante un choque de civilizaciones, ante unas nuevas guerras de religión?
Ese es uno de los argumentos que el poder utiliza para ponerle un velo a nuestras mentes y esconder la problemática real: la explotación del capitalismo colonial.
En la década de los 90, diagnosticó un retroceso del feminismo y una intensificación del conflicto entre los sexos. ¿Cuál es su diagnóstico 30 años después?
La situación es hoy aún peor debido al creciente poder del terrorismo religioso y capitalista. La lucha en favor de la igualdad entre hombres y mujeres y ricos y pobres es una batalla que se va ganando y perdiendo a la vez. Siempre se gana y se pierde. Así es la vida. Sin embargo, creo que el capitalismo y las religiones, no solo el islam, son los principales problemas de las mujeres en todo el mundo.
¿Qué papel ha jugado Internet en el acceso de las mujeres a discursos disidentes?
La conectividad ha ayudado a las mujeres, a los pobres y a los jóvenes a comunicarse y a intercambiar ideas. Incluso ha facilitado la revolución. Sin embargo, ahora los gobiernos están trabajando para usar Internet contra las mujeres y los pobres e invisibilizar sus reivindicaciones.
¿Qué error cometemos las europeas cuando hablamos del asuntos como el velo o la mutilación genital?
No entender el problema real de “la Otra” y olvidar que todas las mujeres vamos en el mismo barco. El problema de las mujeres en el mundo proviene del matrimonio, la opresión de clase, religiosa, racista y física, las leyes, la educación y la sociedad, y por ese motivo todas estamos en el mismo barco.
¿Qué significa para usted escribir?
Para mí, escribir es como respirar.